lunes, 18 de noviembre de 2013

Allá lejos.



Para M.C. y A.D., a medias.

Oh, Gulliver,
préstame la distancia que hay
desde tu nariz
hasta aquel insignificante que dispara la flecha.
Oh, Reina del hormiguero,
entrégame tu pecho ciego a los golpes
de antena de tus obreras.
Oh, Satélite Mecánico
que ignoras tu fin en un cráter del desierto de Arizona,
concédeme tu empeño en seguir la ruta
y mantener la emisión sin preguntas.
Amigos, hace calor, siento frío.
Se llora cuando se está cerca.
No entiendo a mi amado, ni a mi hijo,
ni a mi amante, lloro por ellos.
Ni a la puñetera adolescente
que fui
y que ahora me escribe cartas en papel de cuadritos.

Dioses, gigantes, ingenios,
dadme un poco de vuestro
allá fuera allá lejos.
Ayer mismo escuché
a los caracoles
en el descampado
decirse a gritos que sí
podrían huir de las llamas.

4 comentarios:

Darío dijo...

No entendemos, no tenemos respuestas. Mejor, quizá.

Carmela dijo...

Allá lejos o aquí, en cualquier lugar...
Un beso, Angi

Angi La Fiera dijo...

Pero sufrimos igual, Darío.

Angi La Fiera dijo...

A veces estar lejos nos parece como estar a salvo, Carmela.