sábado, 2 de febrero de 2013

Habitación de invitados, 4: Lidia Esteban. De la levedad del viento.




“También en el sueño de este niño hay una cometa enferma”
Rafael Pérez Estrada.

De la Levedad del viento, de Jean Leclerc:

I
La geisha Masako Natsume escribe sobre papel de arroz:
«El viento ama una larga cabellera negra
                                                           y la seda».
II
En su Tratado de la seducción, Doménico Conte aclara:
«La peor desgracia que puede sucederle a una muchacha de labios encendidos es perder su abanico».

III
En su recámara, la poeta inglesa romántica Helen Lewis redacta, antes de suicidarse, una nota manuscrita donde reza:
«Amaina el viento y las veletas lloran desconsoladas».

IV
El capitán de navío Thomas Bloom observa en su cuaderno de bitácora:
 «Las velas encierran todos los vientos».

V
El ángel caído asevera:
«No son las alas, es el viento el que nos permite volar. Preguntadle a la espiga».

VI
De un manual de navegación bretón que previene contra las calmas:
«Apenas una ligera brisa corre entre los labios de los amantes».

VII
La niña Adèle Laroche, sentada en la orilla, escribe en la arena:
 «El mar borra las huellas y el viento las esparce».

Lidia Esteban.

1 comentario:

Carmela dijo...

la brisa que nos llega del mar es como un beso en las mejillas, y el fuerte viento la fuerza que nos recuerda la vida.
Un beso, Angi.