“También en el sueño de este niño hay una cometa enferma”
De la Levedad del viento, de
Jean Leclerc:
I
La geisha Masako Natsume escribe sobre papel de arroz:
«El viento ama una larga cabellera negra
y
la seda».
II
En su Tratado de la seducción,
Doménico Conte aclara:
«La peor desgracia que puede sucederle a una muchacha de labios encendidos es perder su abanico».
III
En su recámara, la poeta inglesa romántica Helen Lewis redacta, antes de
suicidarse, una nota manuscrita donde reza:
«Amaina el viento y las veletas lloran desconsoladas».
IV
El capitán de navío Thomas Bloom observa en su cuaderno de bitácora:
«Las velas encierran todos los vientos».
«Las velas encierran todos los vientos».
V
El ángel caído asevera:
«No son las alas, es el viento el que nos permite volar. Preguntadle a
la espiga».
VI
De un manual de navegación bretón que previene contra las calmas:
«Apenas una ligera brisa corre entre los labios de los amantes».
VII
La niña Adèle Laroche, sentada en la orilla, escribe en la arena:
«El mar borra las huellas y el
viento las esparce».
Lidia Esteban.
1 comentario:
la brisa que nos llega del mar es como un beso en las mejillas, y el fuerte viento la fuerza que nos recuerda la vida.
Un beso, Angi.
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