martes, 23 de agosto de 2011

Árbol genealógico.

Porque el fundamento de mi carácter, al descomponerse, se incorpora a una especie salvaje
que ladra y que hiere y que te lleva a su terreno, que ignora las afrentas, que jamás se extinguirá.
De Árbol genealógico, dentro del poemario Tara, escrito por Elena Medel. DVD Ediciones, Barcelona, 2007.

Árbol genealógico.

Subo la vista a las ramas más altas.
Una mujer sentada en noviembre me dice
“no te preocupes por nada” .
Sopla el viento,
da vueltas el calendario.
Sigo mirando hacia arriba.
Desde agosto
otra mujer me pregunta
“qué quieres”.
Aguarda mientras hago sonar mis monedas.

Busco por dentro de mi blusa
eso que quiero.
Entonces las mujeres dóciles que había a mi lado desaparecen.
Y también las rosa fucsia.
Aparecen las mujeres fiera:
las que ladran,
las que plantan sus venas
ante el horror de los viandantes.
Y yo les ayudo.
¿Qué quiero?
¡Lo que quiero!
Enseñar los colmillos afilados,
ladrar, ajá, ladrar como ellas,
arañar la corteza del árbol
y rascarme la espalda contra la roca.
Y después mirar hacia arriba,
dormir plácidamente,
rendida a la sombra de los meses
y no preocuparme por nada.